Gomas y cubiertas, batería, líquidos y fluidos ‘sufren’ cuando el termómetro se acerca o baja de 0ºC, algo particularmente perceptible cuando aparcamos en la calle.

Estadísticamente, Diciembre y enero suelen ser los meses más gélidos en nuestro país. Este año, además, las primeras nevadas más allá de las montañas han venido a confirmarlo. Para miles de conductores, sobre todo para aquellos a los que no les queda otra que aparcar en la calle, la pregunta es inmediata: ¿cómo afecta las bajas temperaturas al vehículo?

Pues, lógicamente, el frío tiene su incidencia en su estado de conservación. Quizá no de un día para otro o de una semana a la siguiente, pero sí con el paso de los años. De entrada, neumáticos y piezas de goma, como sellos, burletes y molduras, pero también las correas y los manguitos del motor, o las de los limpiaparabrisas pierden elasticidad por debajo de 10ºC.

El frío también toca de lleno a la presión de los neumáticos, que desciende conforme lo hace la temperatura exterior: unos 0,07 bares (1 psi) por cada 5ºC de bajada.

Tenga claro que el contenido del depósito limpiaparabrisas congela a 0ºC si es agua o a desde -5ºC si se trata de líquido específico, mezclado o no con agua. Desde 0ºC se forma además hielo en cristales y escobillas de limpiaparabrisas que, ojo, pueden terminar pegadas al cristal.

Bombines y cerraduras también pueden congelarse, mientras que el aceite de motor tipo 20W-xx se vuelve más viscoso a partir de -10ºC/-15ºC, perdiendo propiedades lubricantes. No así los clasificados como 10W o menos, que mantienen la viscosidad inalterada hasta -40ºC (el 0W-xx). Afortunadamente, el combustible no congela hasta -80ºC/-90ºC, como también pasa con el líquido de frenos.

 

Un aspecto a tener en cuenta es la batería, que cede capacidad para suministrar corriente alrededor de 0ºC. Es más, con el termómetro marcando -10ºC pierde la mitad de su potencia y dificulta el arranque. Si el circuito de refrigeración contiene agua o mucha proporción de ésta comenzará a congelar desde 0ºC, pero se mantendrá líquido hasta -35ºC/-40ºC si, como mucho, el refrigerante contiene la mitad de agua.

Como apunte adicional, un automóvil aparcado en la calle muestra prácticamente la misma temperatura exterior en su habitáculo. De ahí que cuando se acceda a él se encuentre tan frío estos días, sobre todo si pasa toda una noche a la intemperie, lo que obliga a conectar la calefacción al máximo. Y lo mismo a activar la resistencia eléctrica de la luneta posterior y, si la lleva, del parabrisas, para desempañar esas lunas. Todo esto incrementa el consumo de combustible.